"Domestizar" espacios / by Carlos Salazar

Puerta del sol. Carlos Salazar Arquitectos

El movimiento 15 M marcó en nuestro país un antes y un después en la percepción del espacio público. Muchos ciudadanos ocuparon los espacios públicos como medio de expresión, reivindicación de sus derechos frente a una situación de crisis y proliferación de casos de corrupción política para expresar su voluntad de participación y decisión en la vida pública. Se reclamaba el derecho a la ciudad, al encuentro, a compartir, al tiempo y a la vida propia. Durante mucho tiempo el espacio público se ha diseñado en nuestras ciudades como mero espacio de circulación con el coche como protagonista privilegiado que relegaba a un papel secundario al ciudadano peatón.

 De otro modo y en otros lugares la reivindicación del espacio como lugar de encuentro y participación de usos abiertos ya se estaba produciendo. Tenemos ejemplos claros en  una ciudad tan inabarcable como Nueva York, junto a otras más amables y pioneras como Copenhague o Melbourne. En esta manera de entender el espacio público coinciden dos términos público y doméstico. Público como espacio de relación, intercambio y participación y doméstico como espacio para el descanso, seguro, amable, acogedor. Espacios de confianza y de encuentroen donde se establecen vínculos que traen un sentido de cohesión social y de proximidad hacia los otros.

No ha sido posible encontrar un verbo en castellano, tampoco en inglés, para definir este nuevo fenómeno social,  la acción de transformar un objeto o cosa para que adquiera un carácter doméstico. Un lugar que posibilite el desarrollo de actividades colectivas, que potencie las relacioneshumanas que los enriquezcan al eximirlos de su función de meros espacios de paso o de circulación. El resultado es  unespacio doméstico, acogedor, donde a la gente le gusta detenersea realizar alguna actividad, desde mantener una conversación hasta oír un concierto. El verbo “domesticar”, según la R.A.E. es aplicable a animales o incluso a personas “hacer tratable a alguien que no lo es, moderar la aspereza de carácter” Quizás se debería ampliar sus acepciones diciendo “hacer tratable algo o alguna cosa que no lo es”.  Si “domesticidad” es “calidad de doméstico” podríamos emplear un nuevo verbo entre domesticar y mestizar como la acción de obtener un espacio de mezclas culturales. De todo lo anterior obtenemos “domestizar” para definir la transformación dotar a un espacio cualidad de doméstico y mestizo, de intercambios.

El espacio público doméstico no responde a un programa cerrado y ese dependerá de la interpretación que den sus usuarios. Su utilización lúdica, festiva, informal, cultural, reivindicativa, acción ciudadana con un carácter doméstico estará promovido por asociaciones, administración o de manera espontánea por vecinos o transeúntes, en definitiva se trata de  incorporar dinámicas existentes y eventos al proceso de “domestización” para dar contenido a esos espacios. Para cualquier tipo de uso incluso que admita ese espacio como ampliación de un espacio interior de un edificio público o institución privada. Para ello es importante la implicación de la administración. Los espacios maltratados, abandonados, mal conservados, pueden convertirse en lugares no reclamados por los ciudadanos y como consecuencia de ello se verán abocados a un proceso de degeneración con unas condiciones insalubres que derivará en un uso marginal y sin seguridad.  

Hemos de pensar en el costo que supone para la administración, y por consiguiente al contribuyente, la edificación de equipamientos culturales especializados como teatros, cines, auditorios, centros sociales. Por otra parte la ventaja que supone tener un buen clima la mayor parte del año que permite hacer en el exterior actividades propias de esos costosos edificios lo cual significa que disponemos de numerosos espacios que pueden funcionar como equipamientos de bajo coste al desdibujarse la línea interior/exterior que acotaba la diferenciación de usos. Estos espacios de oportunidad los encontraremos en la cota cero de la ciudad como son las calles, plazas, interiores de públicos como sería los vestíbulos, espacios de transición entre el interior y la calle o plaza como son los porches,  interiores de manzana y concatenados, conectados con aperturas y conexiones facilitando nuevas relaciones y oportunidades, en otro nivel terrazas, cubiertasprivadas y públicas.

La clave de estos “nuevos espacios” es que son espacios diversos, abiertos, reprogramables, con un sentido social y participativo, con vocación de integración urbana en lugares nuevos o ya existentes. Así pues ¡disfrutémoslos!