Arquitectura sin contexto, sin complejos, sin prejuicios / by Carlos Salazar

Frank Gehry

“Un servidor del capitalismo espectáculo”, así definió la figura de Frank Gehry durante una lectura de tesina en 2012 un catedrático de proyectos arquitectónicos que formaba parte del tribunal, no sin antes lanzar una serie de reproches por el hecho de dedicar o, según su retórica, “malgastar" tiempo y energías en investigar sobre su obra. Preservaremos su anonimato si bien es cierto que existen numerosos detractores de la obra de Gehry acusándolo de ser un arquitecto estrella cuyo trabajo es puramente formalista y carente de cualquier contenido que lo dote de interés. Cabe aquí confesar que durante algún tiempo no había lugar a declarar preferencia alguna por Gehrypor mero pudor a la reacción o los comentarios que se pudieran generar en el entorno profesional o académico.

El primer ejemplo que me provocó una mirada detenida sobre su figura fue su casa de Santa Mónica en Los Ángeles. Se trataba de laampliación de una modesta casa californiana de madera típica de los años cincuenta. La visión de las imágenes publicadas de ésta resultaba desconcertante. Tenía el aspecto de un collage en tres dimensiones autoconstruido por un individuo en sus ratos libres con dudosa maña para el bricolaje. 

Otra obra de la misma época construida no lejos de su casa en Los Ángeles, el Chiat Day en Venice Beach, también polémica, fue la que provocó una mirada más atenta para curiosear el trabajo de Gehry. Es un edificio cuya fachada a la calle la componen tres partes muy diferenciadas. En el centro se sitúa la puerta principal que está definida por unos prismáticos erguidos a una escala tal que permite la entrada de personas y vehículos. Una lectura inmediata puede que nos lleve a pensar que se trata de una ocurrencia o un chiste, pero si nos detenemos un momento y prestamos la atención suficiente, veremos que esos prismáticos son obra de uno de los grandes artistas del Pop Art americano, se trata de Claes Oldenburg, así la cosa era diferente. Este hecho nos retrotraía a tiempos del Renacimiento o del Barroco en donde las fachadas de los edificios eran decoradas por artistas de renombre o por el propio arquitecto en su labor de escultor. Si la historia da pleno reconocimiento a Borromini, Bernini o a Miguel Ángel como artistas y arquitectos a la vez, siguiendo esa misma lógica es factible que un arquitecto contemporáneo pueda ser a la vez un artista o trabaje con supuestos artísticos. Todo ello chocaba frontalmente con ese racionalismo europeo convertido en religión por los seguidores de Le Corbusier y Mies y que se seguía inculcando en las escuelas de arquitectura. Ni decir tiene que adoptar esa actitud pop en las aulas era un suicidio anunciado. El interés por el trabajo de Gehry ha ido creciendo entre los escépticos alimentado sobre todo por la valoración positiva que hacían críticos y arquitectos considerados referentes de opinión o de saber hacer como es el caso de Rafael Moneo y Siza Vieira

En una breve aproximación al personaje diremos queGehry no está interesado en hacer proselitismo con su obra, así lo transmite al afirmar: “Tengo un problema con todo lo llamado “escuela”, “ismo”, (…), básicamente con cualquier cosa que trate de prescribir la manera de relacionarse con el mundo”. Es un arquitecto que en ningún caso encontraremos escritos suyos con reflexiones, frases transcendentes o categóricas. Está alejado de dogmas, es buen conocedor de la historia del arte, de la arquitectura y muy próximo al mundo del arte contemporáneo. Sabemos de su pensamiento sobre todo por entrevistas, escritas o grabadas en vídeo, alguna película o textos que otros han elaborado sobre él pero desde una óptica muy sesgada. Normalmente se limita a relatar las circunstancias del proceso de trabajo o trato con los clientes mezclando reflexiones superficiales, anécdotas o impresiones. Es por todo esto que cuando un investigador se enfrenta a la labor de tejer un argumento que explique o justifique el trabajo de Gehry se halla en la misma situación que la del crítico que ha de hablar de la obra de un autor fallecido de cuya memoria apenas se conserva rastro. Así pues una manera de tirar del hilo para deshacer el ovillo es partir de determinadas preguntas y de ese modo procederemos.

Se podría decir que la carrera de Gehry tal y como la conocemos hoy, empieza con el proyecto de su casa realizado a sus 50 años, teniendo en cuenta que la realización de ésta significó un cambio radical en la trayectoria profesional que venía desarrollando. En este primer proyecto podemos ver las bases sobre las que se asentará su trabajo por cuando nos dice : “Tengo un repertorio limitado de ideas que voy llevando al límite cada vez más”

Esos argumentos primeros que conforman la base de todo su trabajo serán el hilo conductor que engarza toda aquella trayectoria que en apariencia se mostraba dispar y heterogénea, empezando desde su casa con aspecto de montaje barato hasta el reluciente titanio de las placas que recubren el museo Guggenheim de Bilbao. No obstante, para develar a qué se debe y cómo se ha generado ese repertorio de ideas será necesario hacer un recorrido previo por diversos temas, unos más conocidos que otros, relativos a la historia de los Estados Unidos y a su propia biografía, que servirán para entenderesas claves de un producto inédito hasta la fecha y puramente norteamericano heredero del Pop Art y de la visión rupturista de Robert Venturi y Denise Scot Brown

Es importante señalar que la Ciudad de Los Ángeles es un caso paradigmático, único y especial, muy diferente a cualquier otra ciudad. Allí todo tiene fecha de caducidad y es sustituido sin complejos cuando se vuelve obsoleto o ya no despierta interés. No existe la voluntad de la permanencia o la trascendencia, cada nuevo usuario o nueva generación utilizarán su entorno como mejor considere, eliminando si fuera necesario las huellas de lo anterior. “Ser contextual en Los Ángeles es tanto como ignorar el contexto” nos dice Rafael Moneo, sin embargo Gehry afirma: “Trabajo el contexto, extraigo pistas del contexto. Mi trabajo puede parecer extraño a mucha gente de Europa. Pero nuestro contexto es esto (señalando por la ventana)”. Es una ciudad con un paisaje cambiante que está en permanente movimiento en donde conviven el trabajo artesano delDo It yourself  con la más avanzada tecnología en un ambiente de gran libertad en donde reina la filosofía del laissez faire, es decir de la no-norma. Así pues el trabajo de Gehry surge de ese contexto cambiante e imprevisible. 

Quizás desde los prejuicios deuna visión eurocentrista de la arquitectura sea difícil la aproximación a la obra de Frank Gehry pero no está demás lanzar de vez en cuando una mirada abierta al otro lado del océano porque tarde o temprano todo lo que ocurre allí acaba por dar el salto hacia aquí. Es la reflexión principal de mi libro "Contexto como arquitectura".